Mamá,
Extraño tus cálidos abrazos, el dormirme acurrucada junto a ti mientras me acariciabas y besabas con ternura y regalarte una sonrisa como muestra de afecto. Estamos a kilómetros de distancia, igual que la luna y las estrellas que observábamos cada noche, ésas que iluminaban nuestros sueños y daban luz a nuestros deseos de no separarnos jamás.
La vida da muchas vueltas y yo soy la culpable de alejarme de vosotros. Os dije que me marché al aceptar un traslado para progresar en el trabajo, obtener unos honorarios mejores y una mayor calidad de vida, pero no es cierto. Ha llegado el momento de contarte la verdad, si soy capaz de deslizar el lápiz sobre el papel sin que las lágrimas desdibujen las palabras.
Papá siempre luchó para que no faltara de nada en casa y desde su accidente no es el mismo. No podía quedarme de brazos cruzados esperando esas operaciones que nunca llegaban por la larga espera de la sanidad pública. Os mentí y empecé a traficar con drogas, alejada de casa era más fácil el no dar explicaciones de mis largas ausencias y de la facilidad de conseguir el dinero, pero no cambié de localidad ni trabajo. Desde el parque frente de casa hablaba contigo, cada semana, mientras tu silueta bailaba inquieta por el balcón y dejabas que el viento secara tus lágrimas antes de regresar con papá. Yo intentaba no derrumbarme al tenerte cerca y no poder tocarte, necesitaba deshacer ese nudo que me impedía respirar tranquila, decirte que todo era una farsa y que regresaba a casa con el sueño cumplido.
Mamá, te escribo porque durante tres años no podré contactar contigo de otra forma, pero no me olvido de tu voz, de tus confidencias ni de los latidos de tu corazón, siempre están presentes en mi. Estoy presa por amor a vosotros. El mundo de las drogas es un entramado muy complicado, no llegué a habituarme a ir a por droga y venderla por ahí. Es difícil ser una persona de confianza si una no tolera esas substancias, empezaron a mirarme como si fuese una detractora, organizaron una encerrona y fui una presa fácil para terminar entre rejas.
Mientras lees esto por tu cabeza volarán preguntas sin respuestas, recriminaciones, pensamientos de ser una mala madre y sensaciones de rabia, impotencia y dolor. Mamá, te pido perdón por el daño causado, no creas que mi vida sea fácil aquí encerrada y alejada del mundo.
Desde pequeña he odiado el mundo de la drogadicción y las adicciones y te prometo que si me metí en esta organización fue por vosotros, para ayudaros a pagar un tratamiento eficaz para papá, pero jamás he consumido nada perjudicial para la salud. La vida y la salud van unidas para dar color a la familia y amigos. Vosotros me regalasteis la vida y yo he intentado manteneros en ella, aunque no haya obrada de la forma más correcta.
No me arrepiento de nada y espero ansiosa cumplir mi condena para regresar junto a vosotros, abrazaros, pasear juntos y recuperar el tiempo perdido.
Mamá, os quiero mucho, tienes que ser fuerte y cuidar de papá, ahora más que nunca te necesita a su lado.
Tu hija, Marta.