REPORTAJE AL PIE DE LA HORCA
JULIUS FUCIK
NAVONA EDITORIAL
144 PÁGINAS
SINOPSIS
Reportaje al pie de la horca es una recopilación publicada póstumamente de los textos que Julius Fucik escribió durante su estancia en la cárcel de Pankrác (Praga) de 1942 a 1943, al ser detenido por la Gestapo. El autor redacta principalmente sus vivencias: las torturas, las condiciones en las que se encontraba y el ambiente entre los detenidos. Por obra de sus captores, como forma de tortura psicológica, supo quienes de sus colaboradores habían hablado. Sin embargo, aunque fue torturado de la forma más bestial, nunca llegó a dar información sobre sus compañeros del Partido Comunista. La resistencia checa se encargó de sacar de la prisión los folios que escribía. Reportaje al pie de la horca ha adquirido resonancia internacional.
Hay libros que arañan el alma y escuecen con la impotencia al leer aberrantes vivencias. Reportaje al pie de la horca es el testimonio espeluznante de Julius Fucik durante su estancia en la cárcel de Pankrác.
Fucik, miembro del Partido Comunista, además de crítico literario y teatral fue redactor de las publicaciones comunistas Rude Pravo y Tvorba. Cuando el ejército de Hitler ocupa Checoslovaquia sigue publicando ensayos y artículos bajo pseudonimo. Hasta que en abril de 1942 fue detenido por la Gestapo. El 25 agosto de 1943 es condenado a muerte y el 8 de septiembre ejecutado por los nazis. Ese día fue declarado Día Internacional del periodismo en homenaje al periodista checo.
La introducción corre a cargo de Gusta Fucíková, mujer de Julius, que cuenta como se enteró de la condena y posterior ejecución de su marido. Y de los escritos que escribió en la cárcel y que tras la derrota de Hitler fue recuperando para publicar en el 1945.
Fucik narra en primera persona el momento de la detención por la Gestapo y las torturas vividas en propia carne. Una imagen cruda de los malos tratos a los que sometían a los prisioneros para recabar información. Salas de tortura de las que escapaban quejas y gritos de terror. Horas de interrogatorio que cambiaban a las personas, robándoles la vida y mutilándolas. La fe era su esperanza para no delatar a nadie, aunque algunos por miedo o deseo de salvación hablaban y regresaban esquivando la mirada. Fucik relata los motivos de su detención, que no fueron otros que la traición, el golpe más duro recibido.
"No queda más que el sujeto y el predicado: el fiel resiste, el traidor traiciona , el burgués se desespera, el héroe combate. En cada hombre hay fuerza y debilidad, audacia y miedo, firmeza y vacilación, limpieza y suciedad. Pero aquí no puede quedar más que una cosa u otra. O esto o aquello. Y si alguno ha intentado navegar entre dos aguas, ha sido descubierto con mayor prontitud que un bailarín con los cimbales en la mano y una pluma amarilla en el sombrero exhibiéndose durante una ceremonia fúnebre".
Julius Fucik siempre fue una persona alegre que esperaba vivir muchos años para amar, trabajar, cantar y viajar. Cantar le ayuda a mantener la calma y a iluminar las oscuras celdas, donde no entra el sol. En su testamento escribió:
"Hemos vivido para la alegría; por la alegría hemos ido al combate y por ella morimos. Que la tristeza jamás vaya unida a nuestro nombre".
Clandestinamente le proporcionan papel y lápiz para escribir las estremecedoras vivencias durante el encierro. Maltrato físico y psicológico del que no escatima en detalles para darlo a conocer. Al igual que habla de los amigos, conocidos y de los guardias, clasificándolos en figuras y figurillas, según su lado humano o salvaje. Aprovecha también para recordar a su mujer y a la familia, el mejor testamento de puño y letra acompañado de sentimientos. Una despedida ante la inminente muerte, las vivencias de una tortura y un canto a la libertad y la vida.
Esta edición de Navona finaliza con un fantástico epílogo escrito por Lea Vélez. Un acercamiento a las últimas horas de Julius Fucik, dónde la muerte del hombre da paso al testimonio y recuerdo escrito. Múltiples traducciones mantienen viva la luz del periodista.
Reportaje al pie de la horca es una historia escalofriante que nos acerca a los prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial. Un relato para leer con calma y en buen momento anímico por todo lo que remueve.
"Hemos vivido para la alegría; por la alegría hemos ido al combate y por ella morimos. Que la tristeza jamás vaya unida a nuestro nombre".
Clandestinamente le proporcionan papel y lápiz para escribir las estremecedoras vivencias durante el encierro. Maltrato físico y psicológico del que no escatima en detalles para darlo a conocer. Al igual que habla de los amigos, conocidos y de los guardias, clasificándolos en figuras y figurillas, según su lado humano o salvaje. Aprovecha también para recordar a su mujer y a la familia, el mejor testamento de puño y letra acompañado de sentimientos. Una despedida ante la inminente muerte, las vivencias de una tortura y un canto a la libertad y la vida.
Esta edición de Navona finaliza con un fantástico epílogo escrito por Lea Vélez. Un acercamiento a las últimas horas de Julius Fucik, dónde la muerte del hombre da paso al testimonio y recuerdo escrito. Múltiples traducciones mantienen viva la luz del periodista.
Reportaje al pie de la horca es una historia escalofriante que nos acerca a los prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial. Un relato para leer con calma y en buen momento anímico por todo lo que remueve.
A JULIUS FUCIK (Poema de Pablo Neruda)
Por las calles de Praga en invierno, cada día,
pasé junto a los muros de la casa de piedra
en que fue torturado Julius Fucik.
La casa no dice nada: piedra color invierno,
barras de hierro, ventanas sordas.
Pero cada día que pasé por allí
miré, toqué los muros, busqué el eco,
la palabra, la voz, la huella pura
del héroe.
Y así salió su frente
una vez, y sus manos otra tarde,
y luego todo el hombre
fue acompañándome
a través de la Plaza Venceslao, como un buen amigo;
por el viejo mercado de Havelská,
por el jardín de Strahov desde donde
Praga se eleva como una rosa gris.