TODO LO QUE CABE EN LOS BOLSILLOS
EVA WEAVER
ESPASA
350 PÁGINAS
SINOPSIS
Esta novela es la historia de Mika, un joven titiritero que entretiene a niños y mayores del gueto de Varsovia logrando que olviden sus miserias. Cuando se descubre su talento, se ve obligado a actuar ante las tropas alemanas de ocupación.
Y esta novela es también la historia de Max, un soldado alemán destinado en Varsovia cuyas experiencias en Polonia y más tarde en el gulag de Siberia muestran una perspectiva diferente de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando una de las marionetas de Mika llega a manos de Max, ésta acabará siendo un legado que pasará de generación en generación.
Hay veces que nos quedamos fascinados con un libro sin saber si la atracción es por el llamativo título, la portada, la sinopsis o una mezcla de ambas cosas. No sé lo que pesó más pero al ver que
Libros que voy leyendo organizaba la lectura conjunta no lo dudé. El azar estuvo de mi parte quizás movido por algún hilo de mi corazón que deseaba conocer a Mika. Y es que hay historias que te atrapan, te sumergen en las páginas y te llegan hasta lo más adentro. Una historia que no deja de sacudirte para llegarte al alma y tocarte el corazón.
La primera parte es contada por Mika. El 12 de enero de 2009, Mika pasea junto a su nieto Daniel por las calles de Nueva York, cuando en un pequeño teatro ve el siguiente cartel: "El titiritero de Varsovia. Teatro de marionetas". A Mika se le acelera el corazón y decide regresar a casa para contarle su secreto al nieto. Dentro del armario tenía guardado un gran paquete de color marrón. De él extrajo un abrigo enorme, negro y muy pesado. Protegido por el abrigo se dispone a contarle la verdad a Daniel, a su hija, a su propio corazón y a todo el mundo de lo sucedido en el gueto.
En el 1938, Mika, era un niño de doce años que acompañó a su abuelo al taller de Nathan en el que le diseñaban un abrigo. A este abrigo, el abuelo, le fue añadiendo bolsillos en los bolsillos convirtiéndolo en un auténtico laberinto del que tan solo el conocía todas las salidas. Era la única forma de llevar siempre consigo sus pertenencias más valiosas una vez que los alemanes les mandan mudarse al distrito residencial de los judíos, el "jüdische wohnberirk". Los dejan bien marcados y señalados, obligándolos a llevar en la manga derecha un brazalete con una estrella de David en azul, y las tarjetas de identidad, "Kennkarten" iban estampadas con una gran "J" de judío.
Los alemanes asesinaron al abuelo y su inseparable abrigo pasó a manos de Mika. En uno de los bolsillos encontrará la llave que abre el pequeño armario en el que su abuelo se alejaba del mundo, un rincón lleno de marionetas. El abrigo será el segundo hogar de Mika, le hará compañía en los peores momentos y las marionetas serán las encargadas de dar luz a su existencia y a la de muchos otros habitantes del gueto. Junto a su prima Ellie dará alguna representación y poco a poco la gente lo va contratanto. Ese espectáculo de títeres conseguirá mantener viva la llama de la luz y dará calor a los niños del hospital, del orfanato e incluso a los mayores, que por unos momentos consiguen olvidarse del dolor, del hambre y de las penurias para dibujar una pequeña sonrisa en su cara.
Un día un soldado aleman, Max, ve a Mika y le obliga a dar una representación de marionetas para los soldados. A partir de ahí ya se convierte en una rutina que no puede rechazar, le quema por dentro el entretener a esas ratas, pero si se niega será peor y a cambio consigue alguna hogaza de pan y medicamentos. Mika siente desprecio por si mismo por llevar una doble vida, la de entretener a los niños y dar de comer al monstruo.
La segunda parte de la historia se centra en Max, el soldado alemán, que es trasladado prisionero en el gulag de Siberia. En todo momento su mente da vueltas a lo ocurrido en Varsovia, a los recuerdos de Mika y a sus marionetas.
Y en la última parte de la novela nos encontramos con el desenlace. El reencuentro de Mika con uno de sus grandes amigos.
Una novela diferente y muy emotiva, en la que conocemos todo lo ocurrido desde el punto de vista de un judío y de un soldado.
Tuve la sensación de ser una de las marionetas de Mika, que desde uno de los bolsillos observaba toda la historia. Un paseo lleno de dolor, impotencia, imágenes espeluznantes y devastadoras, olores insoportables, rabia pero sobre todo mucha valentía la de personas como Mika. Imposible no llorar con la historia tan trágica en la que obligaron a esas pobres personas a despojarse de su infancia, su familia. Todos tenemos derecho a una vida feliz y nadie tiene porque quitarnos esos recuerdos y dejarnos para siempre una imágenes tétricas y desoladoras, sin una seña de identidad.
"Todo lo que cabe en los bolsillos" es una novela impresionante, totalmente recomendable, que te transporta al holocausto y te cuenta la historia de forma impecable. Una prosa llena de vida, esperanza y frases inolvidables que te llegan al corazón y te sumergen en un mar de lágrimas.