Ya os adelanté que me iba unos días de vacaciones y que en lugar de estar tomando el sol en la playa tenía que andar. Pues sí, no me quedó otra, ya que si te vas a hacer el Camino de Santiago a pie es lo que tiene, ir un ratito a pie y otro caminando. Muchos de vosotros ya me habréis oído muchas veces hablar de mi pasión por el senderismo y por el camino. Es algo que me apetecía desde hace muchos años, pero no fue hasta el 2010 aprovechando el Año Santo que pude hacer el último tramo, desde O'cebreiro hasta Santiago. La experiencia fue muy bonita pero muy dura a la vez, desde el 2º día caminaba con ampollas y de cada día tenía más dolor en una rodilla por andar mal. Cómo tenía las ideas muy claras de que quería llegar, a Santiago, el dolor fue lo de menos, en ese momento, mi motivación era mayor. Caminaba llorando de dolor e impotencia pero llegué y me demostré a mi misma que el querer es poder. Al llegar a la Plaza del Obradoiro no fui capaz de soltar ninguna lágrima ya había llorado durante el camino, pero sí que me emocioné mucho cuando pude abrazar al Apóstol con la Compostela en mi mano. La primera vez pagué la novatada pero de todos los errores he ido aprendiendo.
El Camino engancha y yo os lo confirmo. Con lo que sufrí era para no volver y el año pasado fui otra vez a repetir desde Sarria a Santiago en el mes de mayo y en julio empecé por el inicio del Camino Francés. Desde Roncesvalles hasta Santo Domingo de la Calzada y este año he continuado desde allí hasta Carrión de los Condes.
Este año es el que iba menos motivada y menos entrenada. Llevaba unos meses bastante apática y con pocas ganas de nada y con dificultades para volver a coger el ritmo tanto en lo personal como por la blogosfera. El haber realizado 3 viajes en menos de 3 meses han tenido parte de culpa de no adaptarme otra vez y era regresar de uno y ya empezar a organizar el otro, pero no me arrepiento de ello ya que en todos ellos he disfrutado muchísimo y he conocido a personas maravillosas.
A este viaje he ido con un grupo de 35 personas. A algunas ya las conocía de años anteriores y es muy bonito reencontrarte con ellas y disfrutar de un mismo hobbie. Al ser un grupo grande hay que adaptarse, saber convivir y sobretodo respetarse unos a otros. Por supuesto que con algunos hay más relación que con otros y es imposible congeniar con todo el mundo. Yo no me puedo quejar de la bonita convivencia y del cariño que me tiene la gente. Era de las más jóvenes del grupo, siempre soy la peque :), y la gente me tenia tanto afecto como si fuera su niña o su nieta. A mi me sorprendían porque decían que no paraba de reír y que mi risa era contagiosa, pero eran ellos los que me alegraban el día con sus historias y su simpatía.
Una de las cosas más bonitas de realizar el camino es olvidarse de horarios, del trabajo, de la rutina, etc. y dejarse llevar y reencontrarse con uno mismo. Tantas horas de caminar dan para pensar y reflexionar sobre muchas cosas. Hay momentos en que lo más bonito es dejarse llevar y caminar disfrutando del paisaje y de la tranquilidad dejando la mente en blanco y no pensar en nada. Son momentos muy gratificantes. La verdad que estos días me han venido muy bien para recuperar mi estado anímico y volver con las pilas cargadas. Y sobretodo para pararme a pensar en si mi vida iba avanzando por el camino correcto.
"Cuando no sepas a dónde vas piensa de dónde vienes".
"Es mejor volver atrás que perderse en el camino".
No voy a negar que este es el año que menos he disfrutado del paisaje. Es bonito ver un campo lleno de cebada y trigo pero caminar más de 20 km con lo mismo es muy cansino. Llanuras y más llanuras amarillas en las que parecía que no avanzabas. Ninguna sombra ni ningún lugar donde resguardarse un ratito del sol y del calor que daban estos campos sembrados. Como dice mi hermana, "Muy bonita la foto pero 23 km de hierbas secas tienen que ser aburridos". Un rato observando el paisaje es precioso pero 6 días con lo mismo, en el que andas sin saber muy bien hasta dónde, porque no ves a nadie más que a algunos peregrinos, casi no hay pueblos, ni siquiera animales. Era casi como andar por el desierto. La etapa por los Montes de Oca fue la que más me gustó a pesar de ser bastante dura. Era una montaña rusa en la que no paras de subir y bajar pero el paisaje era verde y eso al menos da más vida. Las subidas muy pronunciadas y luego bajadas mortales, subir cansa pero el bajar es un auténtico rompepiernas y es terrible para las rodillas.
Catedral de Burgos |
Por lo poco entrenada que estaba me sorprendí de haber terminado el camino tan bien y tan solo con unas leves molestias en una rodilla en las etapas más largas. Es sorprendente como cada mañana te levantas casi recuperada y con fuerzas para seguir caminando. El camino es mágico y la gente también. Es otro mundo más humano y más cercano en el que hay gente de diferentes razas y culturas en las que todos somos iguales a pesar de caminar cada uno por la motivación que sea. Todo el mundo se saluda y se desea "Buen Camino" con una sonrisa. Si alguien está mal siempre hay alguien dispuesto a echar una mano ya sea para animar a continuar o para ejercer de médico.
Me llevé el libro "El jardín de la oca" de Toti Martínez de Lezea, pero la verdad que no leí demasiado. Y por el momento no os podré dejar la reseña ya que a la vuelta me olvidé el libro en el avión. Espero comprarme muy pronto, otra vez, el libro que estoy deseando continuar con la historia.
Catedral de Santiago |
El último día de caminar cogimos bus desde Carrión de los Condes hasta Santiago. Dos días de descanso por Santiago, una ciudad que me encanta. Visita guiada a los tejados de la Catedral, ya subí el año pasado pero como llovió no pude disfrutarlo tanto como este año. Y no podía faltar la gran recompensa del camino, la mariscada, que después de tantos km una se la ha ganado, jeje.
El próximo año a continuar hasta Astorga u O'cebreiro.