A LA HORA DEL PAN CON CHOCOLATE
CONCHA MORALES
EDITORIAL CORONA DEL SUR
30 PÁGINAS
Desde que tengo el blog me voy sorprendiendo de mi misma. Siempre me ha gustado leer pero no leía tanto como ahora y eso que tampoco es tanto comparado con algunos de vosotros. Casi siempre leía novelas, pocas veces poemas y relatos pero este último año he dado un giro y estoy leyendo otros géneros que tenia abandonados. Nunca he tenido miedo de descubrir otros géneros pero por unas cosas u otras siempre acababa con una novela en las manos. Tengo que decir que en lo que va de año he disfrutado muchísimo de leer poemas, relatos y biografías, han sido estos libros los que más sentimientos y emociones han despertado en mi y los que más me han hecho pensar. Quizás sea una necesidad que tengo de vivir estas historias tan cercanas en las que busco entre mis recuerdos, observo el camino presente y es aquí donde aparecen miles de preguntas rondando por mi cabeza, y que quizás nunca tengan respuesta. Unos libros que me remueven por dentro y me hacen valorar mucho más a las personas y no prestar tanta atención a cosas insignificantes.
Este es el segundo poemario que leo y si me cuesta el escribir una reseña hacerlo sobre poemas me resulta mucho más difícil. Yo no sé analizar los versos según la métrica o la rima, pero intentaré hacerlo a través del corazón y de los sentimientos que estos poemas han despertado en mi.
A la hora del pan con chocolate es una recopilación de veinte retratos de la infancia, unos poemas que Concha ha escrito y que los dedica a su abuela Jacinta. Un gran homenaje a esta mujer a la que conocemos por la foto en la portada y de la que descubriremos más detalles a través de los poemas. Una dedicatoria preciosa "la abuela siempre me sonríe desde su infinita sabiduría" es la que nos adentra en este libro tan personal pero a la vez tan de todos.
Un viaje a los recuerdos del pasado a través de las vivencias vividas. Nostalgia por la inocencia de la juventud en la que todos hemos vivido momentos divinos en compañía de los abuelos. Esos segundos padres para nosotros que nos daban la merienda y jugaban con nosotros todo el tiempo que fuera necesario. Un pasado lejano pero a la vez muy cercano ya que esos recuerdos siempre estarán en nosotros como si fuera algo que pasó ayer.
Concha ha escritos unos versos en los que hay una falta de rima, como la vida misma que no tiene un ritmo continuo. Son unos poemas escritos sentada en la camilla al calor del brasero y con el pan con chocolate en la mano izquierda. Un paseo por años atrás en los que la gente pasaba el día trabajando en el campo y por las tardes reunión con el vecindario para charlar un rato. Eran momentos mucho más tranquilos, cercanos y de mucha más comunicación entre las personas. Ahora vivimos mucho más estresados, dejamos de intercambiar impresiones junto a los vecinos y dedicamos mucho tiempo a las nuevas tecnologías.
A través de estos poemas me he emocionado recordando mis tardes en casa de mi abuela. Ella nos recogía en el colegio y se encargaba de darnos la merienda. Yo no recuerdo haber oído esto de "la hora del pan con chocolate", para merendar había pan con sobrasada o mermelada la mayoría de las veces, tan sólo en contadas ocasiones podía disfrutar de chocolate. Un ansia por llegar a casa y merendar mientras miraba Barrio Sésamo y luego salía como un rayo a jugar por el patio, corriendo de un lado a otro, jugando con el perro o montando en bicicleta. Miles de veces acudía a la abuela con moratones o con arañazos esperando que me acunara en sus brazos y me hiciera olvidar el dolor.
Ha sido un precioso viaje a años atrás y ojalá algunas cosas hubieran perdurado entre nosotros. La tranquilidad que había en la que podías jugar en la calle sin miedo, y el que la gente se saludaba con total naturalidad. Ahora han cambiado tanto las cosas que ni siquiera los vecinos son capaces de decirse buenos días o dirigirse una pequeña sonrisa.
Unos poemas que me han emocionado y es que la infancia de Concha no fue tan diferente de la mía. Seguro que os sentiréis identificados y revivireis la preciosa época en la que eramos unos inocentes de la vida. Muchas gracias Concha por mandarme el poemario y por hacer que disfrutara y sintiera tantas cosas con tus poemas.
A mí me ocurre igual, desde que tengo el blog he leído historias y géneros nuevos, ¡y estoy encantada!
ResponderEliminarUn libro de poemas me queda pendiente por leer, que estoy acostumbrada a leer alguno suelto, pero no un libro completo.
¡Gracias por la reseña! Un besito :)
Me lo apunto, me has convencido con tu reseña :)
ResponderEliminarBesos
Marga, me ha emocionado tu reseña porque se ven cumplidos mis deseos cuando me pongo a escribir versos: lograr que el lector evoque el momento que yo relato y se identifique con mi vivencia. Ya no puedo pedir más. Este libro también se podía haber titulado "pan con aceite y azúcar" o "pan con azúcar y mantequilla" que también eran meriendas clásicas en el Madrid de los años 50. Mi generación es la de "Matilde, Perico y Periquín" la radio como protagonista de la casa... la tele no llegó a mi familia hasta que Massiel ganó Eurovisión, jajaja, allá por el año 68, creo recordar. Como verás, tu reseña también me ha hecho recordar a mí lejanos tiempos. Muchísimas gracias a ti, Marga y un besazo.
ResponderEliminarHuyyyyy, que se me ha olvidado comentar lo acertado de tu foto, con las tuyas de la infancia al lado de mi abuela y... ¡las exquisitas onzas de chocolate encima de una no menos apetecible rebanada de pan!
EliminarTe ha quedado una reseña muy bonita, Marga, de un libro que en muy pocas páginas encierra un montón de sentimientos.
ResponderEliminarFelicidades a las dos, a Concha por los poemas y a ti por la reseña.
Besos
Una reseña preciosa, Marga, muy entrañable. Va más allá de lo superficial para evocar su parte más profunda, la de los sentimientos y sensaciones más que agradables que debe evocar este libro. Felicidades a ti por transmitir lo que te ha hecho sentir y a Concha, por supuesto, por haberlo escrito.
ResponderEliminarUn beso.
Me alegro de que lo hayas disfrutado :) como dice Concha la fotos con el pan y el chocolate al lado es todo un acierto. Un beso
ResponderEliminarMi impresión es que el libro debe ser delicioso; y con cada reseña que sale a la luz, cada vez estoy más convencida que estoy en lo cierto. Su título es tan atractivo, dulce y nostálgico.
ResponderEliminarHe visto dos o tres reseñas y todas muy positivas pero es que yo no suelo leer poesía por lo que de momento no me voy a animar con él
ResponderEliminarbesos
Qué bonita tu reseña! A mi no me gusta especialmente la poesía este poemario me ha llamado especialmente la atención, ya que lo poco que he leído en referencia a ello es sencillamente hermoso. Tu reseña está en esta línea de buenas opiniones, así que, decididamente, intentaré consegir este libro. 1beso!
ResponderEliminarJo la verdad es que con tu reseña dan ganas...pero leo todos los géneros incluidos las biografías etc...pero no puedo con la poesía.
ResponderEliminarNo la entiendo...porque sea bonita o no siempre me acaba aburriendo.
Un beso!
Una reseña preciosa.
ResponderEliminarYo alterno mucho la poesía, tengo un librito donde copio poemas que escriben otras personas y que me atraen especialmente. Reseñar un libro de poesía me parece harto difícil ya que es cuestión de sentimientos, por eso pocas veces me he animado.
Besos
A mí también me pasa que desde que tengo el blog leo muchísimo más que antes. Siempre he leído, pero no al ritmo que tengo ahora. No al punto de soltar un libro y coger enseguida otro porque parece que me falta algo. Y tu reseña, emocionante y entrañable. A mí me pasó lo mismo cuando leí este poemario de Koncha. Imposible no ir para atrás en tus recuerdos y volver a ser niña, sentada en la mesa de la cocina con el olor a grano de café y mi pan tostado con manteca en la mano. Y correr haciendo la tarea (esos cuadernos Rubio de toda la vida...) para que me diera tiempo de ver Espinete. Y salir pitando al patio de mi casa cuando el programa terminaba para jugar un rato al escondite, al pañuelito, al "matar"... Tienen magia los versos de Koncha que te hacen recordar tantas cosas...
ResponderEliminarBesotes!!!
Bueno, que voy a decir que no se haya dicho ya. Una preciosa reseña, cargada de recuerdos y emociones que los que ya habiamos leido el poemario, tambien los hemos sentido, aunque en mi caso mi merienda era un "hoyico" de aceite y azucar. Es que Koncha es mucha Koncha, plasma en el papel la dulzura que le sobra.
ResponderEliminarBesitos
Bueno, que voy a decir que no se haya dicho ya. Una preciosa reseña, cargada de recuerdos y emociones que los que ya habiamos leido el poemario, tambien los hemos sentido, aunque en mi caso mi merienda era un "hoyico" de aceite y azucar. Es que Koncha es mucha Koncha, plasma en el papel la dulzura que le sobra.
ResponderEliminarBesitos
A mí me sigue dando un poco de miedo meterme a leer poemarios. Estoy segura de que me gustarían, pero también creo que me cansaría de leerlos. A mí me gustan más las novelas. No lo puedo evitar :-)
ResponderEliminarMe alegro de que lo hayas disfrutado.
Por otro lado es cierto que con el blog leo más. No sé siempre estoy deseando termianr para contaros lo que me ha parecido la lectura en cuestión, jaja.
Un beso!