Murió por los pelos. Nacho Docavo

MURIÓ POR LOS PELOS

NACHO DOCAVO

EDICIONES ÍPSILON

148 PÁGINAS

 

 

SINOPSIS

 

La delirante historia de Manuel Cantera, un funcionario sin funciones que se verá envuelto en una trama de calvos y asesinatos de la que sólo podrá salir airoso usando su imaginación y su extraordinaria capacidad de improvisar.

 

Cantera tiene que hacerse con la fórmula que los jíbaros utilizan para reducir las cabezas de sus enemigos, una poción que curará para siempre la alopecia y que promete beneficios millonarios a aquellos que obtengan su patente.

 

Para conseguirla tendrá que viajar a lo más recóndito de la selva de Ecuador en busca de la comunidad indígena que ya en el pasado le acogió y que conserva el secreto ancestral que evita la caída del cabello. Una vez de vuelta en España, Manuel deberá esquivar todas las trampas a las que le somete una multinacional sin escrúpulos, la misma que ha raptado a su novia y que amenaza con hacerla desaparecer...

 

Hace unos meses desde Ediciones Ípsilon me ofrecieron esta novela que rechacé en un primer momento. Por una parte me llamaba la parte de étnica y por otra me echaba atrás la parte cómica, pero desde la editorial me animaron a leerla. Hoy aprovecho la lectura conjunta organizada por Leira y os dejo mis impresiones.

 

Manuel Cantera es un empleado sin funciones que trabaja en el Museo de las Culturas Antiguas. Un museo afectado por la crisis y los recortes que permanece cerrado por falta de presupuesto. La rutina es muy aburrida en el museo, no tienen nada que hacer al no recibir novedades de los altos cargos. Un día van en busca de Manuel porque encuentran los cadáveres de dos mendigos. Todo aparenta a una copia de como los jíbaros recortan las cabezas y Manuel es el candidato idóneo al ser un experto en tribus y conocer de primera mano la vida de los jíbaros.

 

Una gran multinacional del mundo de la cosmética contratará los servicios de Manuel para que éste viaje otra vez a Ecuador, necesitan la fórmula exacta para reducir cabezas y encontrar la solución a la alopecia. Desde este momento Manuel vivirá un alocado viaje por la selva Amazónica conviviendo con la tribu y muchos bichos. A su vuelta con toda la información le esperan nuevas sorpresas, su novia es víctima de un secuestro.

 

Las multinacionales mueven mucho dinero y a Manuel le ofrecieron una gran recompensa. Esta novela en tono humorístico nos acerca a las artimañas para conseguir los propósitos, los topos en las empresas, el robo y la copia de fórmulas para conseguir clientes y forrarse con la salida al mercado de un producto estrella.

 

Es una novela para entretener y lo consigue, además de combinar información de razas étnicas con la intriga y el humor. La parte en dónde narra la historia de los jíbaros me ha encantado, sólo que me puso de los nervios al contar el proceso de la reducción de las cabezas. Manuel lo fotografiaba paso a paso y en varias páginas aparece la onomatopeya Clac, Clac, como ruido de la cámara fotográfica. Demasiada repetición.

 

La novela al constar de pocas páginas se lee en dos sentadas, la historia tiene mucho ritmo y lo importante es que no decae. Una historia, para mi gusto demasiado absurda, que con la intriga consigue acercarnos a un mundo irreal y a la vez cercano. Hoy en día nos sorprendemos de la realidad de algunas noticias.

 

La historia de Manuel al final logra entretenerme por unas horas y hace gracia la absurda situación que vive el protagonista.

 

"Lo hacen para ahuyentar el alma vengativa de los muertos. Ellos creen que cuando matan a un enemigo, si no le reducen la cabeza por medio de un ritual largo y complejo, el alma del muerto cruzará las tinieblas de la muerte y los perseguirá durante el resto de su existencia haciéndoles la vida imposible. Reduciendo la cabeza a una quinta parte de su tamaño natural, logran expulsar el alma del cuerpo y anular su maleficio, logrando que la fuerza de ese ser pase al ser que le ha matado. Y creen que cuantas más cabezas reducen, más fuertes se hacen".